Quiero dedicar esta entrada del blog para hacer una pequeña reflexión sobre lo que yo consideraba ciencia antes de empezar mi carrera como "científica" y para dar alguna idea, siempre basándome en lo que yo he vivido, sobre cómo se podría incentivar a los jóvenes a dedicarse al mundo de la ciencia, sumándonos así al progreso científico.
¿Científica? He de reconocer que todavía me cuesta definirme como tal y, de hecho, hasta que no asistí al curso de Ciencia y Sociedad el año pasado no había empleado el término para definir mi ocupación profesional. Como bien se dice en alguna de las lecturas, cuándo me preguntan a qué me dedico o qué soy, contesto "a la investigación" o como mucho, "soy investigadora", pero reconozco que nunca empleo el término "científica".
Pues bien, para mí el mundo de la investigación científica era bastante desconocido hasta que decidí empezar los estudios de doctorado. Cuando oía hablar de ciencia o de científicos, siempre lo relacionaba con disciplinas como la Física, la Biología o la Química. Sin embargo, ni siquiera me había parado a pensar que hay ciencia y científicos más allá de esas disciplinas. ¿Y por qué tenía esa concepción de la ciencia? Aquí doy una opinión bastante personal, ciñéndome a lo que yo he vivido y he percibido en mi entorno. Creo que a lo largo de todos nuestros estudios, desde que somo niños hasta la universidad, existe una falta de formación en cuánto a qué es ciencia y qué implica ser científico. La concepción del científico es la del hombre o mujer en un laboratorio, haciendo experimentos, muchas veces creemos que incluso con objetivos irrelevantes. Sin embargo, creo que se debería enseñar que la ciencia es más que eso, que se consiguen avances importantes (que no tienen porqué ser descubrimientos gigantescos, sino pequeños pasos de evolución), que hay ciencia más allá de esas disciplinas más "duras", que también hay científicos en Derecho, en Marketing, en Historia. Creo que sería interesante introducir, al menos en la Universidad, formación sobre el método científico. Sería muy recomendable que los estudiantes conocieran las etapas del método científico y que supieran aplicarlas a casos reales. Saber formular preguntas relevantes de investigación, saber cuál es el estado de la cuestión en diferentes ámbitos y qué "gaps" existen en determinadas áreas para plantear objetivos de investigación concretos. Y sobre todo, creo que es muy importante saber analizar los datos que se obtienen. Y aquí, quiero resaltar que, todas estas etapas del método científico pueden extrapolarse en cierto modo a otros ámbitos, especialmente al mundo empresarial. Saber identificar problemas, plantear objetivos, buscar fuentes de información y analizar los datos para generar unas conclusiones es esencial para dedicarte por ejemplo al mundo de la empresa, área a la que yo me dedico.
Alfonseca Moreno (1999) resalta en su lectura ¿Progresa indefinidamente la ciencia? el envejecimiento de los científicos que han recibido premios Nobel desde 1950, pasándose de una media de edad de 47 años a 60 años en la década de los 90. Estos datos han hecho que crea más firmemente que los jóvenes no conciben la carrera del científico como una posibilidad para su futuro laboral. Y, sinceramente, pienso que este desconocimiento no es problema del estudiante, sino que desde los centros educativos no se informa sobre esta opción, ni se enseña qué implica ser científico o cómo es el trabajo de una persona dedicada a la ciencia. Volviendo a mi ejemplo personal, creo que de haber sabido realmente qué hace un científico y cómo se trabaja, me habría planteado dedicarme a la ciencia mucho antes de lo que lo hice. Por todo esto, ¿por qué no, por ejemplo, introducir una asignatura de ciencia en las diferentes disciplinas, adaptándola a cada área de estudio?
Realmente, filosofar sobre ciencia es complicado, pues muchas corrientes giran en torno a ella. Creo que conocer esas corrientes es necesario para el científico, para saber de dónde venimos y a dónde podemos ir. Sin embargo, creo que transmitir a otras personas el día a día del trabajo del científico, más allá de filosofar, es necesario para tumbar mitos y para que la sociedad realmente confíe en nosotros y crea que podemos aportar cosas importantes no solo a la ciencia sino también a la sociedad.
¿Científica? He de reconocer que todavía me cuesta definirme como tal y, de hecho, hasta que no asistí al curso de Ciencia y Sociedad el año pasado no había empleado el término para definir mi ocupación profesional. Como bien se dice en alguna de las lecturas, cuándo me preguntan a qué me dedico o qué soy, contesto "a la investigación" o como mucho, "soy investigadora", pero reconozco que nunca empleo el término "científica".
Pues bien, para mí el mundo de la investigación científica era bastante desconocido hasta que decidí empezar los estudios de doctorado. Cuando oía hablar de ciencia o de científicos, siempre lo relacionaba con disciplinas como la Física, la Biología o la Química. Sin embargo, ni siquiera me había parado a pensar que hay ciencia y científicos más allá de esas disciplinas. ¿Y por qué tenía esa concepción de la ciencia? Aquí doy una opinión bastante personal, ciñéndome a lo que yo he vivido y he percibido en mi entorno. Creo que a lo largo de todos nuestros estudios, desde que somo niños hasta la universidad, existe una falta de formación en cuánto a qué es ciencia y qué implica ser científico. La concepción del científico es la del hombre o mujer en un laboratorio, haciendo experimentos, muchas veces creemos que incluso con objetivos irrelevantes. Sin embargo, creo que se debería enseñar que la ciencia es más que eso, que se consiguen avances importantes (que no tienen porqué ser descubrimientos gigantescos, sino pequeños pasos de evolución), que hay ciencia más allá de esas disciplinas más "duras", que también hay científicos en Derecho, en Marketing, en Historia. Creo que sería interesante introducir, al menos en la Universidad, formación sobre el método científico. Sería muy recomendable que los estudiantes conocieran las etapas del método científico y que supieran aplicarlas a casos reales. Saber formular preguntas relevantes de investigación, saber cuál es el estado de la cuestión en diferentes ámbitos y qué "gaps" existen en determinadas áreas para plantear objetivos de investigación concretos. Y sobre todo, creo que es muy importante saber analizar los datos que se obtienen. Y aquí, quiero resaltar que, todas estas etapas del método científico pueden extrapolarse en cierto modo a otros ámbitos, especialmente al mundo empresarial. Saber identificar problemas, plantear objetivos, buscar fuentes de información y analizar los datos para generar unas conclusiones es esencial para dedicarte por ejemplo al mundo de la empresa, área a la que yo me dedico.
Alfonseca Moreno (1999) resalta en su lectura ¿Progresa indefinidamente la ciencia? el envejecimiento de los científicos que han recibido premios Nobel desde 1950, pasándose de una media de edad de 47 años a 60 años en la década de los 90. Estos datos han hecho que crea más firmemente que los jóvenes no conciben la carrera del científico como una posibilidad para su futuro laboral. Y, sinceramente, pienso que este desconocimiento no es problema del estudiante, sino que desde los centros educativos no se informa sobre esta opción, ni se enseña qué implica ser científico o cómo es el trabajo de una persona dedicada a la ciencia. Volviendo a mi ejemplo personal, creo que de haber sabido realmente qué hace un científico y cómo se trabaja, me habría planteado dedicarme a la ciencia mucho antes de lo que lo hice. Por todo esto, ¿por qué no, por ejemplo, introducir una asignatura de ciencia en las diferentes disciplinas, adaptándola a cada área de estudio?
Realmente, filosofar sobre ciencia es complicado, pues muchas corrientes giran en torno a ella. Creo que conocer esas corrientes es necesario para el científico, para saber de dónde venimos y a dónde podemos ir. Sin embargo, creo que transmitir a otras personas el día a día del trabajo del científico, más allá de filosofar, es necesario para tumbar mitos y para que la sociedad realmente confíe en nosotros y crea que podemos aportar cosas importantes no solo a la ciencia sino también a la sociedad.
No es tanto "filosofar" que en sentido cooquial es peyorativo y en sentido literal es complicado) sino reflexionar. Reflexionar un poco más hace que se entienda un poco mejor lo que hace uno, por qué y para qué, etc. Por eso os insisto tanto en una refleión que, como comentas al principio, te resulta un poc0 incómoda.
ResponderEliminarBuen trabajo